La historia se remonta a 13 años atrás, cuando en el CONICET Rosario se lanzaba la primera edición de Concursol, certamen que se desarrolló desde el 2011 al 2018, a partir de la iniciativa del CONICET Santa Fe. La actividad estaba destinada a estudiantes de escuelas secundarias de Rosario y la región, y el objetivo era aportar a la formación de los y las jóvenes en energías renovables, en especial, la solar.
El certamen contemplaba charlas a cargo de investigadores del CONICET, desarrollo de proyectos y presentación de los dispositivos de energía solar. Juan Manuel en ese momento, en su quinto año de la escuela secundaria Normal Superior Nº1, participó junto a su grupo con el “Cargador Universal Solar”; un dispositivo alimentado con celdas fotovoltáicas para la carga de baterías de celulares y dispositivos electrónicos.
Esa primera vez no fue la última en visitar el predio del CONICET. Poco tiempo después, egresó de la secundaria y siguió el camino de la formación académica en la universidad pública. “En ese momento yo sabía que iba a estudiar en la UNR, estaba entre Física y Química, pero después me decanté por Química, pero mi interés por la Física nunca desapareció, lo que me llevó a realizar mi doctorado en el IFIR más adelante", indica. Cuenta que egresó en el 2017 de la Facultad y luego se incorporó como becario en el IFIR, CONICET-UNR dirigido por la Dra. Paula Abufager y co-dirigido por el Dr. Fabio Busnengo.
FOTO: En el certamen CONCURSOL.
De manera significativa, el primer acercamiento de Juan Manuel al CONICET estuvo vinculado a un proyecto sobre baterías, y este interés por la tecnología de almacenamiento de energía ha permanecido central en su carrera profesional hasta el presente.
"Nuestro objetivo es desarrollar materiales que progresivamente superen a los existentes, con el fin de incrementar la eficiencia en términos de producción y almacenamiento de energía”, continuó explicando Lombardi y enfatizó: “Nos centramos en la mejora de diversos tipos de materiales que potencian la conductividad y el aprovechamiento de la energía disponible, reducen la disipación, y aumentan la estabilidad de los materiales. Gracias a los avances científicos, la sociedad puede adquirir y construir materiales más avanzados, lo que a su vez conduce a la mejora de las baterías utilizadas en teléfonos, automóviles, o cualquier dispositivo electrónico que requiera de estas".
En Berlín
Actualmente Juan Manuel se encuentra radicado en Berlín, Alemania, transitando sus estudios posdoctorales en el Fritz-Haber-Institut de la Max-Planck-Gesellschaft. “Estudiamos materiales específicamente denominados LDH (Layered Double Hydroxides, o Hidróxidos Dobles Laminares, en español), que se destacan por su excepcional estabilidad química y sus propiedades eléctricas, características esenciales para el desarrollo de dispositivos eléctricos”. Sobre ello, explica que estos compuestos son objeto de estudio debido a su potencial para la eficiencia en términos del almacenamiento y la conversión de energía, representando un avance significativo en la tecnología de baterías y en la generación de energías renovables.
Finalmente, el investigador agrega: “Trabajamos en colaboración con investigadores de la Technische Universität Berlin y Siemens, uniendo esfuerzos interdisciplinarios para explorar a fondo las propiedades y desarrollar aplicaciones prácticas que aprovechen el potencial de los LDH en diversos campos tecnológicos.
Al mirar hacia atrás, y ver el recorrido que empezó hace casi 13 años, Juan Manuel muestra sorpresa por el camino transitado y ante la pregunta de qué se lleva de sus estudios doctorales en el IFIR señala que tiene recuerdos muy buenos y que valora los vínculos afectivos, la amistad con su directora Paula Abufager en particular, y la calidad de la formación científica, que hoy le permiten seguir adelante en sus proyectos en el exterior.
Por: Lic. Ana Paradiso