Ciencia en el sector productivo
Martes, 13 Septiembre 2016
CEFOBI

Con la fruta en la mesada…del laboratorio

Karina Tripodi Karina Tripodi

A partir de una inquietud de productores de arándanos de la zona de Concordia, Entre Ríos, investigadores del CEFOBI (CONICET-UNR) trabajan en un proyecto que aportaría conocimientos sobre los mecanismos bioquímicos que intervienen en la calidad de la firmeza del fruto.

El arándano es una fruta que no se conoce tanto por su nombre científico, “Vaccinium corymbosum”, como por todas las propiedades que se le atribuyen: es rica en compuestos antioxidantes, ayuda a prevenir enfermedades urinarias, aporta bajos niveles de grasa y sodio, es rico en fibras y vitamina C, entre otras. En nuestro país se consume en mayor medida incorporado en jugos, mermeladas, hasta en cremas heladas.

Karina Tripodi, investigadora adjunta del CONICET, integra un grupo de científicos del Centro de Estudios Fotosintéticos y Bioquímicos (CEFOBI, CONICET-UNR), que viene trabajando con cítricos (naranjas, mandarinas) en colaboración con el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria- INTA Concordia, desde hace varios años. “Particularmente en citrus nos focalizamos en el tratamiento de postcosecha y cómo los afecta el frio extremo” añade.

Arándanos hechos en nuestro país

En Argentina existe el cultivo de arándanos y gran parte de la producción tiene lugar en Entre Ríos, Tucumán y norte de provincia de Buenos Aires, durante la contra estación a Estados Unidos y Europa, que son los mercados donde mayormente consumen la fruta fresca. Por este motivo, el comercio de exportación de arándanos se ha vuelto muy atractivo.

A partir del conocimiento del trabajo del grupo del CEFOBI en cítricos, los productores de arándanos se pusieron en contacto con ellos para plantearles los inconvenientes que estaban atravesando con esta fruta. “La limitación que ellos encontraban se relaciona con el tiempo. El traslado del producto se hace vía aérea, pero desde que se cosecha, en estado maduro para ser consumido, hasta que empieza a perder firmeza, hay una ventana de tiempo en que está comestible y apetecible, que son alrededor de 30 días” cuenta Tripodi.

“La idea es que la fruta esté en condiciones de ser consumida, adquiera y conserve su firmeza durante más tiempo, para permitir mejores condiciones de comercialización, y ahí es donde entramos en el juego nosotros” explica Tripodi.

“Actualmente se aplican ciertos tratamientos para mantener el fruto firme, algunos consisten en fertilización y riego con soluciones de calcio, también se hacen aplicaciones foliares (en las hojas), pero muchas veces se hacen por tradición, o se implementan tratamientos realizados a otras variedades y otros suelos diferentes, sin saber si es realmente útil” señala Tripodi y destaca la necesidad de hacer estudios a nivel bioquímico, con respecto al rol del calcio, porque no se conoce en profundidad el momento en la etapa de maduración del arándano donde este elemento puede incorporarse”.

Aporte desde la bioquímica

“Desde nuestro enfoque bioquímico, primero vamos a ver cuáles son los factores enzimáticos y de nutrición, como el calcio, que afectan la pared celular durante las distintas etapas madurativas del fruto de arándano, y si realmente eso se traduce en una pared más firme, porque conocemos que al ir madurando el fruto, las enzimas que degradan la pared van aumentando su actividad, pero a su vez, para que se pueda ir incorporando el calcio es necesario que algunas de esas enzimas actúen” cuenta la investigadora.

El genoma de este fruto no está totalmente secuenciado, y eso para los investigadores es una limitante porque parten de mucha menos información que con otros frutos, por ejemplo, naranja. “La ventaja es que hay un trabajo científico bastante reciente de secuenciación masiva de ARN de arándanos, y esos datos están disponibles para la comunidad científica. Podemos acudir a ellos y hacer apilamientos de secuencias, ver homologías con otras enzimas conocidas, es decir, tenemos una punta de donde partir para hacer esos estudios” aclara Tripodi. “También vamos a hacer metabolómica, proteómica, y transcriptómica haciendo foco en las enzimas estudiadas, y eso nos va a dar un panorama bastante amplio del estado bioquímico del fruto y de cuáles son los factores que tendrían que ver con la firmeza” añade la investigadora.

Una mirada desde varios lugares

“Con este proyecto también quisiéramos entablar una relación reticular entre el grupo de investigación del instituto, los agrónomos del INTA y los productores de arándanos. Es interesante que el equipo sea interdisciplinario, porque la mirada que aportan los productores sobre sus necesidades, los agrónomos desde su experiencia, que están involucrados en el tratamiento a campo y nosotros desde la bioquímica, son puntos de vista muy distintos sobre un mismo tema, que conforman un enfoque global e integral del cultivo” explica.

Los productores van a colaborar con lotes comerciales de arándanos, desde los que los investigadores van a extraer las muestras para hacer los estudios. “Además, van a aportar sus conocimientos sobre las variedades del fruto que son más y menos firmes, que va a servir para que nosotros hagamos un estudio comparativo para conocer de fondo por qué se dan esas condiciones. Va a ser una posibilidad concreta de responder a algunas de sus incógnitas” asegura Tripodi.

 

Por Ana Paradiso
CONICET Rosario

 

Grupo de investigación:
Dr. Florencio Podestá, Director del grupo.
Dra. Karina Tripodi, investigadora adjunta del CONICET
Dr. Ezequiel Margarit, investigador asistente del CONICET
Lic. Marina Montechiarini becaria doctoral del CONICET
Ing. Agr. Dr. Fernando Bello INTA-Concordia
Ing. Agr. Dra. María Fernanda Rivadeneira INTA-Concordia
Ing. Agr. Dr. Daniel Vázquez INTA-Concordia